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lunes, 14 de noviembre de 2016

Poemas de Inma Pelegrín

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LEE EL POEMA


Cada noche olvidaba
apagar, a sabiendas,
la luz de la cocina.

Decía que al volver
podría imaginar que la esperasen,
que aquel fulgor, difuso y ambarino,
afianzaba sus pasos,
que siempre hay que dejar
un resplandor al fondo,
como quien cede un rastro de sí mismo,
y así la madrugada es más benévola.

No sé por qué senderos
derrotan sus pisadas,
si son de lucidez u oscuridad,
o si será posible
tropezarse, también, en el vacío.

A fuerza de palabras
intento desvelar su para qué,
hasta, de alguna forma,
recomponer aquel desfiladero.

Hay veces que una luz se enciende en un poema.

Uno vuelve sus ojos al final del pasillo
para salvar a alguien. Quizás para salvarse.

Uno guarda prendida alguna excusa
porque quiere creer que no está solo.

Inma Pelegrín. Cuestión de horas (Dies fugit)

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Poemas "02.00", "08.00", "09.00", "03.00", "04.00" y "23.00", de Inma Pelegrín, contenidos en el libro "cuestión de horas" editado por Isla de Siltolá el año 2012, con locución de la autora y música basada en "Cinematic Sorrowful 016" de Production Music, "Chopin piano nocturne" de Kranto Studios, "estudio 3" de Diego Fernández Domínguez, "my love, you'are my air" de Michel Amoruso, "leave everything away" de Mattia Vlad Morleo y "02 pizzicato" de Alicia Sevilla, descargadas de Jamendo.

viernes, 11 de noviembre de 2016

Paisaje de Miguel Ángel Hernández

Miguel Ángel Hernández




"Paisaje" poema del libro "algunos versos sueltos, vuelta y vuelta" de Miguel Ángel Hernández, con locución del autor y música basada en "vive" de Gustavo Crochenci, descargada de Jamendo. 

jueves, 10 de noviembre de 2016

Labios de Miguel Ángel Hernández

Miguel Ángel Hernández


"Labios" un verso suelto de Miguel Ángel Hernández, de su colección "algunos versos de vuelta y vuelta", con locución del autor y música basada en "lovers" de Mauricio Mazzoli, descargada de Jamendo. "Labios" un verso suelto de Miguel Ángel Hernández, de su colección "vuelta y vuelta", con locución del autor y música basada en "lovers" de Mauricio Mazzoli, descargada de Jamendo.

viernes, 4 de noviembre de 2016

Chronos con locución de Inmaculada Pelegrín

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Inma Pelegrín nació en Lorca en 1969. Es licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación. Forma parte de la asociación poética Espartaria y, con ellos, ha participado en las antologías Diez de diez (poesía) y La ciudad de los escudos (narrativa).

Recibió el Premio Internacional de Poesía Gerardo Diego en 2007. Ha publicado Óxido (ed. Pretextos 2008) y "Trapos sucios" (Tres Fronteras 2008). Colabora con el portal educativo y de divulgación artística en Internet Contraclave.

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"Chronos" escrito por Inmaculada Pelegrín, con locución de la autora y música basada en "Balzi Mossi" de Boom Boom Beckett, descargada de Jamendo. "chronos" escrito por Inmaculada Pelegrín, con locución de la autora y música basada en "Balzi Mossi" de Boom Boom Beckett, descargada de Jamendo.

Cuento aqueronte con locución de Georgina Rios Florean

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LEE EL RELATO

Son las cinco de la tarde, la lluvia ha cesado, bajo la húmeda luz el domingo parece vacío. La muchacha entra en el café. La observan dos parejas de edad madura, un padre con cuatro niños pequeños. A una velocidad que demuestra su timidez, atraviesa el salón, toma asiento a una mesa en el extremo izquierdo. Por un instante se aprecia nada más la silueta a contraluz del brillo solar en los ventanales. Cuando se acerca el mesero la muchacha pide una limonada, saca un cuaderno y se pone a escribir algo en sus páginas. No lo haría si esperara a alguien que en cualquier momento puede llegar a interrumpirla. La música de fondo está a bajo volumen. De momento no hay conversaciones.

El mesero sirve la limonada, ella da las gracias, echa azúcar en el vaso alargado y la disuelve con una cucharilla de peltre. Prueba el líquido agridulce, vuelve a concentrarse en lo que escribe con un bolígrafo de tinta roja. ¿Un diario, una carta, una tarea escolar, un poema, un cuento? Imposible saberlo, imposible saber por qué está sola en la capital y no tiene adónde ir la tarde de un domingo en mayo de 1966. Es difícil calcular su edad: catorce, dieciocho, veinte años. La hacen muy atractiva la esbelta armonía de su cuerpo, el largo pelo castaño, los ojos un poco rasgados, un aire de inocencia y desamparo, la pesadumbre de quien tiene un secreto.

Un joven de su misma edad o acaso un poco mayor se sienta en un lugar de la terraza, aislada del salón por un ventanal. Llama al mesero y ordena un café. Observa el interior. Su mirada recorre sitios vacíos, grupos silenciosos, y se detiene un instante en la muchacha. Al sentirse observada alza la vista. En seguida baja los ojos y se concentra en su escritura. El salón ya no flota en la penumbra: acaban de encender las luces fluorescentes.

Bajo la falsa claridad ella de nuevo levanta la cabeza y encuentra la mirada del joven. Agita la cucharilla de peltre para disolver el azúcar asentada en el fondo. Él prueba su café y observa la muchacha. Sonríe al ver que ella lo mira y luego se vuelve hacia la calle. Este mostrarse y ocultarse, este juego que parece divertirlos o exaltarlos se repite con leves variantes por espacio de un cuarto de hora o veinte minutos. Por fin él la mira de frente y sonríe una vez más. Ella aún trata de esconder el miedo o el misterio que impiden el natural acercamiento.

El ventanal la refleja, copia sus actos, los duplica sin relieve ni hondura. Recomienza la lluvia, el aire arroja gotas de agua a la terraza. Cuando siente humedecerse su ropa el joven da muestras de inquietud y ganas de marcharse. Entonces ella desprende una hoja del cuaderno, escribe unas líneas y da una mirada ansiosa al desconocido. Con la cuchara golpea el vaso alargado. Se acerca el mesero, toma la hoja de papel, lee las primeras palabras, retrocede, gesticula, contesta indignado, se retira como quien opone un gesto altivo a la ofensa que acaba de recibir.

Los gritos del mesero llaman la atención de todos los presentes. La muchacha enrojece y no sabe en dónde ocultarse. El joven observa paralizado la escena inimaginable: el desenlace lógico era otro. Antes de que él pueda intervenir, vencer la timidez que lo agobia cuando se encuentra sin el apoyo, el estímulo, la mirada crítica de sus amigos, la muchacha se levanta, deja unos billetes sobre la mesa y sale del café.

Él la ve pasar por la terraza sin mirarlo, se queda inmóvil un instante, luego reacciona y toca en el ventanal para que le traigan la cuenta. El mesero tomo lo que dejó la muchacha, va hacia la caja y habla mucho tiempo con la encargada. el joven recibe la nota, paga, sale al mundo en que se oscurece la lluvia. En una esquina donde las calles se bifurcan mira hacia todas partes. No la encuentra. El domingo termina. Cae la noche en la ciudad que para siempre ocultará a la muchacha.

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Cuento "aqueronte" escrito por José Emilio Pacheco,incluido en su libro "el principio del placer y otros cuentos" editado por Tusquets editores en Barcelona el año 2010, con locución de Georgina Rios Florean, y música basada en "Tears in your eyes" de Vladimir Sterzer, descargada de Jamendo.

miércoles, 2 de noviembre de 2016

El viento distante con locución de Georgina Rios Florean

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LEE EL RELATO

“La noche es densa. Sólo hay silencio en la feria ambulante. En un extremo de la barraca el hombre cubierto de sudor fuma, se mira al espejo, ve el humo al fondo del cristal. Se apaga la luz. El aire parece detenido. El hombre va hasta el acuario, enciende un fósforo, lo deja arder y mira la tortuga que yace bajo el agua. Piensa en el tiempo que los separa y en los días que se llevó un viento distante.

Adriana y yo vagábamos por la aldea. En una plaza encontramos la feria. Subimos a la rueda de la fortuna, el látigo y las sillas voladoras. Abatí figuras de plomo, enlacé objetos de barro, resistí toques eléctricos y obtuve de un canario amaestrado un papel rojo que predecía mi porvenir.

Hallamos en esa tarde de domingo un espacio que permitía la dicha, es decir, el momentáneo olvido del pasado y el futuro. Me negué a internarme a la casa de los espejos. Adriana vio a orillas de la feria una barraca aislada y miserable. Cuando nos acercamos el hombre que estaba en las puertas recitó:

-Pasen, señores. Conozcan a Madreselva, la infeliz niña que un castigo del cielo convirtió en tortuga por desobedecer a sus mayores y no asistir a misa los domingos. Vean a Madreselva. Escuchen en su boca la narración de su tragedia.

Entramos. En un acuario iluminado estaba Madreselva con su cara de niña y su cuerpo de tortuga. Adriana y yo sentimos vergüenza de estar ahí y disfrutar la humillación del hombre y de una niña que con toda probabilidad era su hija. Terminado el relato, Madreselva nos miró a través del acuario con la expresión del animal que se desangra bajo los pies del cazador.

-Es horrible, es infame- dijo Adriana en cuanto salimos de la barraca.

-Cada uno se gana la vida como puede. Hay cosas mucho más infames. Mira, el hombre es un ventrílocuo. La niña se coloca de rodillas en la parte posterior del acuario. La ilusión óptica te hace creer que en realidad tiene cuerpo de tortuga. Es simple como todos los trucos. Si no me crees, te invito a conocer el verdadero juego.

Regresamos. Busqué una hendidura entre las tablas. Un minuto después Adriana me suplicó que la apartara. Al poco tiempo nos separamos. Después nos hemos visto algunas veces pero jamás hablamos del domingo en la feria.

Hay lágrimas en los ojos de la tortuga. El hombre la saca del acuario y la deja en el piso. La tortuga se quita la cabeza de niña. Su verdadera boca dice oscuras palabras que no se escuchan fuera del agua. El hombre se arrodilla, la toma en sus brazos, la atrae a su pecho, la besa y llora sobre el caparazón húmedo y duro. Nadie entendería que la quiere ni la infinita soledad que comparten. Durante unos minutos permanecen unidos en silencio. Después le pone la cabeza de plástico, la deposita otra vez sobre el limo, ahoga los sollozos, regresa a la puerta y vende otras entradas. Se ilumina el acuario. Ascienden las burbujas. La tortuga comienza su relato”.

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Cuento "el viento distante" escrito por José Emilio Pacheco, incluido en su libro "el principio del placer y otros cuentos" editado por Tusquets editores en Barcelona el año 2010, con locución de Georgina Rios Florean, y música basada en "Little girl with dark Hair" e "Insomnia" de Grégorie Lourme, descargadas de Jamendo.

Platero y yo (cap. 1) con locución de Paqui Ortega

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LEE EL CUENTO


Capítulo 1


Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro. 

Lo dejo suelto y se va al prado, y acaricia tibiamente con su hocico, rozándolas apenas, las florecillas rosas, celestes y gualdas... Lo llamo dulcemente: "¿Platero?", y viene a mí con un trotecillo alegre que parece que se ríe en no sé qué cascabeleo ideal... 

Come cuanto le doy. Le gustan las naranjas mandarinas, las uvas moscateles, todas de ámbar; los higos morados, con su cristalina gotita de miel... 

Es tierno y mimoso igual que un niño, que una niña...; pero fuerte y seco por dentro como de piedra. Cuando paso sobre él, los domingos, por las últimas callejas del pueblo, los hombres del campo, vestidos de limpio y despaciosos, se quedan mirándolo:
—Tien’ asero...
Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo.

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Capítulo uno del libro "Platero y yo" escrito por Juan Ramón Jiménez y editado por Cátedra en Madrid el año 1998, con locución de Paqui Ortega, y música "Cinematic Classical Grand Piano Collection of Masterpieces theme Soundtrack 007" descargada de Jamendo.