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jueves, 29 de junio de 2017

Tiempo para crecer con locución de Inma Ruiz Mena



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“Tiempo para crecer”, de Mary Potter, publicado en “Reader’s digest", con locución de Inma Ruiz Mena, y música basada en “Love me ...” de DJ Rostej, descargada de Jamendo.

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miércoles, 28 de junio de 2017

Clara con locución de Inma Ruiz Mena

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Pilar Adón

Nació en Madrid, en 1971. Es autora de las novelas Las efímeras y Las hijas de Sara, de los libros de relatos El mes más cruel y Viajes inocentes, y de los poemarios Mente animal y La hija del cazador. En la actualidad es traductora del inglés y trabaja en el sector editorial.
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Se licenció en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado las novelas Las efímeras y Las hijas de Sara, además de los libros de relatos El mes más cruel, por el que fue nombrada Nuevo Talento Fnac, y Viajes inocentes, por el que obtuvo el Premio Ojo Crítico de Narrativa.

Ha sido incluida en distintos volúmenes de relato. Entre otros: Cuento español actual; Mar de pirañas; Siglo XXI y Pequeñas Resistencias 5.

Ha publicado los poemarios Mente animal y La hija del cazador; en 2010 el cuadernillo de poesía De la mano iremos al bosque, y en 2006 el poemario Con nubes y animales y fantasmas. Forma parte de diversas antologías poéticas: Cien mil millones de poemas y Los jueves poéticos.

Ha traducido, de John Fowles, el ensayo El árbol; de Penelope Fitzgerald, las novelas Inocencia y El inicio de la primavera ; de Joan Lindsay, Picnic en Hanging Rock ; de Edith Wharton, el libro de artículos Francia combatiente y la novela Santuario; el libro de relatos de Christina Rossetti Parecidos razonables, y la novela de Henry James El mentiroso.


Ha publicado relatos, poesía y crítica literaria en distintas revistas y suplementos: Babelia, ABCD, Público, Eñe, Brèves, Turia…

Fuente: pilaradon.com

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“Clara”, de Pilar Adón, incluido en el libro “el mes más cruel”, publicado por Editorial Impedimenta el año 2010, con locución de Inma Ruiz Mena, y música basada en “Kreisleriana, Op. 16-2” de Robert Shumann, interpretada por Aurelia Visovan y descargada de Musopen.

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Un padre de película (uno) con locución de Eduardo Sánchez Abadie

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Antonio Skármeta

Autor y dramaturgo chileno, Antonio Skármeta cursó estudios de Filosofía en Chile, formación que completó en la Universidad de Columbia tras recibir una de las prestigiosas becas Fullbright. Durante estos años universitarios, Skármeta se interesó especialmente por el mundo del cine y el teatro.

De vuelta a Chile, Skármeta comenzó a trabajar como docente en su alma mater hasta que el golpe militar de Pinochet le hizo buscar la seguridad del exilio, primero en Argentina y finalmente en Alemania. Fue precisamente en Berlín donde, mientras trabajaba como profesor de Guión en la Academia Alemana de Cine y Televisión, preparó la que es, posiblemente, su obra más importante, Ardiente paciencia, que luego sería más conocida con el título de El cartero y Pablo Neruda tras su exitosa adaptación al cine.

En 1989 Skármeta regresó a Chile compaginando su labor literaria con la creación de guiones y dirección cinematográfica. Desde al año 2000 al 2003, fue embajador de Chile en Alemania.

Entre otros premios, en el año 2003, obtuvo el Premio Planeta de novela. De entre su obra habría que destacar títulos como No pasó nada, Ardiente paciencia, La boda del poeta, La chica del trombón o El baile de la victoria, por mencionar solo algunos.

Fuente: lecturalia.com

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"Un padre de película", de Antonio Skármeta, editado por Planeta el año 2011, con locución de Eduardo Sánchez Abadie, y música basada en “Grand duo concertant, op. 48” de Carl María von Weber, interpretada por Willian MacColl y descargada de Musopen.

LÉELO


CAPITULO 1

“Soy el profesor del pueblo. Vivo cerca del molino. A veces el viento cubre mi cara de harina. Tengo piernas largas, y las noches de insomnio han tallado ojeras bajo mis pestañas. Compongo mi vida con rústicos materiales de la aldea; el sonido agónico del tren local; la manzana del invierno; la humedad sobre la piel de los limones tocados por la escarcha de la madrugada; la paciente araña en la sombra del cuarto; la brisa que mueve las telas de las cortinas. Mi madre lava la enorme sábana durante el día y por las noches escuchamos radio teatros bebiendo agua de toronjil, hasta que la onda se pierde entre decenas de emisoras argentinas, que ocupan el dial nocturno.”

CAPITULO 6



martes, 27 de junio de 2017

La niña del pelo corto con locución de Eduardo Sánchez Abadie

Arturo Pérez-Reverte (Cartagena, España, noviembre de 1951) se dedica en exclusiva a la literatura, tras vivir 21 años (1973-1994) como reportero de prensa, radio y televisión, cubriendo informativamente los conflictos internacionales en ese periodo. Trabajó doce años como reportero en el diario Pueblo, y nueve en los servicios informativos de Televisión Española (TVE), como especialista en conflictos armados. 

Desde 1991 y, de forma continua, escribe una página de opinión en XLSemanal, suplemento del grupo Vocento que se distribuye simultáneamente en 25 diarios españoles, y que se ha convertido en una de las secciones más leídas de la prensa española, superando los 4.500.000 de lectores. 

El húsar (1986), El maestro de esgrima (1988), La tabla de Flandes (1990), El club Dumas(1993), La sombra del águila (1993), Territorio comanche (1994), Un asunto de honor (Cachito) (1995), Obra Breve (1995), La piel del tambor (1995), Patente de corso (1998), La carta esférica (2000), Con ánimo de ofender (2001), La Reina del Sur (2002), Cabo Trafalgar (2004), No me cogeréis vivo (2005), El pintor de batallas (2006), Un día de cólera (2007), Ojos azules (2009), Cuando éramos honrados mercenarios (2009), El Asedio (2010), El tango de la Guardia Vieja (2012), El francotirador paciente (2013), Perros e hijos de perra (2014) y La guerra civil contada a los jóvenes (2015) son títulos que siguen presentes en los estantes de éxitos de las librerías, y consolidan una espectacular carrera literaria más allá de nuestras fronteras, donde ha recibido importantes galardones literarios y se ha traducido a más de 40 idiomas. Arturo Pérez-Reverte tiene uno de los catálogos vivos más destacados de la literatura actual.

A finales de 1996 aparece la colección Las aventuras del capitán Alatriste, que desde su lanzamiento se convierte en una de las series literarias de mayor éxito. Por ahora consta de los siguientes títulos, que han alcanzado cifras de ventas sin parangón en la edición española: El capitán Alatriste (1996), Limpieza de sangre (1997), El sol de Breda (1998), El oro del rey (2000), El caballero del jubón amarillo (2003), Corsarios de Levante (2006) y El puente de los Asesinos (2011). 

[Extracto de la Web del autor]

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"La niña del pelo corto”, escrito por Arturo Pérez Reverte, publicado en XL Semanal el 2 de Abril del 2005, con locución de Eduardo Sánchez Abadie, y música basada en “Perceptions” de Mattia Vlad Morleo, descargada de Jamendo.

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La niña del pelo corto


ARTURO PÉREZ-REVERTE | El Semanal - 02/4/2005


Además de los perros, me gustan los críos pequeños. Me refiero a los de cuatro, cinco años, o así. Apurando mucho, llego hasta los de siete u ocho. A partir de ahí empiezan a parecerse demasiado a los adultos en que tarde o temprano se convertirán. Deberíamos liquidarlos a esa edad, dice un amigo mío que no destaca por su filantropía. Herodes vio la jugada: habría que despacharlos cuando carecen de currículum y aún no son estúpidos, malvados o peligrosos. Antes de que se desgracien y nos desgracien a todos. Antes de que dejen de ser deliciosos animalitos para convertirse en basura y azote del mundo. Eso es lo que dice mi amigo, que es algo drástico. Yo no llego a ese extremo, pero denme tiempo. Es verdad que a veces me pregunto para qué crecerán. Para qué diablos crecemos.

El caso es que me gusta observar a los críos. Son fascinantes. Como los adultos somos imbéciles, creemos que funcionan sin ton ni son, en plan majareta; pero en realidad actúan y razonan según una lógica rigurosísima de la que sólo ellos poseen la clave. Son metódicos e implacables como un filósofo alemán. Cuando asistes a una discusión entre un niño pequeño y un adulto, al fin descubres, aterrado, que el más consecuente y lúcido siempre es el niño. A veces te miran con una fijeza tan extraordinaria, escrutándote los adentros, que terminas enrojeciendo, inseguro y confuso. Son jueces implacables y honrados; por eso resultan tan tiernos en sus afectos, tan crueles en sus combates, tan cabales en sus sanciones. Son lo que los adultos deberíamos ser un día, o siempre, y al cabo dejamos de ser y ya nunca somos.

Ayer me detuve ante la verja de un colegio infantil. El griterío se oía desde el otro lado de la calle. Era la hora del recreo, y correteaban por el patio los zagales, con sus babis los más pequeños y sus jerséis de pico los mayores. Estuve un rato viéndolos alborotar en corros, reír, pasarse la pelota. Siempre me fijo más en los niños que van por libre; los que juegan solos o vagan a su aire. Me quedo mirando al que camina marcando muy serio el paso militar, como si desfilara, al que desliza pensativo la mano por los barrotes de la reja, a la niña que habla sola mientras hace extraños gestos con las manos, al que corre emitiendo indescifrables sonidos con la boca, al que salta pisando el suelo como si aplastara cosas que sólo él puede ver, y me pregunto qué tendrán en ese momento en la cabeza, a qué ensueño mental, a qué pirueta de su imaginación prodigiosa corresponden aquellas actitudes exteriores que para nosotros, adultos razonables que encerramos en manicomios a quienes hacen eso mismo con unos cuantos años más, constituyen un misterio.

En aquel patio de recreo vi a la niña. Debía de tener cinco o seis años, llevaba el pelo muy corto y estaba sentada en un peldaño de la escalera con un libro ilustrado abierto sobre la falda. Leía con una concentración extraordinaria, ajena al griterío del patio, pasando las páginas enrocada en aquel rincón del mundo, en el refugio que el libro le proporcionaba. No leía con expresión plácida, sino obstinada; baja la cabeza, como si el esfuerzo de mantener a raya el bullicio circundante no fuera fácil. Se diría que aquella singular trinchera no se la regalaba nadie, sino que la conquistaba palmo a palmo, a golpe de voluntad. Enternecedoramente pequeña, sola y orgullosa, con su jersey de pico verde, su falda de cuadros escoceses y sus calcetines arrugados. Deliberadamente ajena a todo. Ella y su libro.

Fue entonces cuando levantó la vista y me vio al otro lado de la verja. Sonreí como un Hermano de la Costa le sonríe a otro, cómplice; pero la niña me miró suspicaz, sin devolver la sonrisa, y comprendí cómo ella realmente me veía: adulto, extraño, intruso, inoportuno. Aquella francotiradora diminuta, deduje, no necesitaba mi presencia, ni mi sonrisa de aliento; estaba lejos de mí y de todos nosotros, en el mundo creado por las páginas de aquel libro y por sus particulares ensueños. Construía un espacio propio, íntimo, en el que mi sonrisa y yo estábamos de más. Así lo demostró bajando de nuevo la vista, ignorándome con el resto del universo hostil que ese libro mantenía a raya página tras página. Y mientras me apartaba con sigiloso respeto de la verja, pensé: Herodes se equivocó. Quizá ella se salve un día. Tal vez esa niña solitaria y tenaz nos haga mejores de lo que somos.

Una delicia con locución de Elena Hernández

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"Pluma, cuchillo y tenedor" con un título que lo dice todo: "Las recetas más literarias de la cocina murciana". La obra consiste en un recorrido por la literatura de nuestra Región deteniéndose en los momentos en que el escritor hace un alto en su camino para describir un guiso que le ha gustado o un plato que le llama la atención. Por ejemplo, en uno de los capítulos, se relata que el escolar José Martínez Ruíz, cuando había "salida" en el colegio, era invitado a casa de su tío Antonio; en una ocasión, el niño Azorín cuenta "solíamos comer rebanadas fritas de queso de cabra, doraditas, olorosas...". 

En el libro, que está deliciosamente "guarnecido" con una portada y doce dibujos de Emilio Pascual, se reseña autor y obra, y se explica paso a paso la receta. Se presenta en edición sencilla y en otra especial en tapa dura, convertido en libro de autor, que incluye una carpeta de edición limitada a 100 ejemplares compuesta cada una por doce láminas editadas con la técnica de impresión offset, firmadas y numeradas por el autor.


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“Una delicia”, escrito por Pura Azorín, incluido en el libro “Pluma, cuchillo y tenedor”, editado por la autora el año 2013, con locución de Elena Hernández, y música basada en “Ragiada” de Mattia Vlad Morleo, descargada de Jamendo.

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miércoles, 21 de junio de 2017

Volver con locución de Elena Hernández

Pura Azorín


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"Volver", escrito por Pura Azorín, escrito en 1992 y editado por la revista Monteagudo, con locución de Elena Hernández, y música basada en “cuarteto de cuerda op. 16 larghetto” de Louis Theodore Gouvy, descargada de Musopen.

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viernes, 16 de junio de 2017

Naturaleza viva con locución de Carmen Ros Ortuño

Pura Azorín

SOBRE LA AUTORA

Pura Azorín (Yecla, Murcia,1953) ha obtenido, entre otros, el premio de cuentos "Gabriel Miró", el de novela corta de José Luis Castillo-Puche y el de narrativa juvenil "Leer es vivir". Sus cuentos han aparecido en diversas antologías y revistas literarias. ha publicado novelas cortas, "Los restos del naufragio", "El viaje", la novela juvenil "¿Dónde está el Sr. Spock? y el libro infantil "Pisando charcos".





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“Naturaleza viva”, escrito por Pura Azorín, con locución de Carmen Ros Ortuño, y música basada en “cuarteto en Sol menor, KV478, alegro” de Mozart, interpretada por el Quartetto Avos, descargada de Jamendo.

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jueves, 15 de junio de 2017

La fiesta de las golondrinas con locución de Carmen Ros Ortuño


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NURIA BARRIOS (Consulta la disponibilidad de sus obras) es escritora, doctora en Filosofía por la universidad Complutense de Madrid, ciudad donde reside, y máster de periodismo por la UAM/El País.

Inició su carrera literaria con la novela Amores patológicos . Le seguirían el libro de relatos El zoo sentimental, el poemario El hilo de agua , que fue ganador del Premio Ateneo de Sevilla, y un libro de viajes, Balearia. Su segunda y esperada novela, El alfabeto de los pájaros, gozó de una excelente acogida por parte de la crítica y de los lectores. Al igual que ha sucedido con su reciente libro de poemas, Nostalgia de Odiseo, que se mantuvo en la lista de los poemarios más vendidos. Sus relatos están presentes en numerosas antologías, entre ellas: Páginas amarillas, Vidas de mujer, Cuentos de mujeres solas, Pequeñas resistencias, Tu nombre flotando en el adiós, Comedias de Shakespeare y Cuentos breves para ir y venir.

Fuente: Wikipedia


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“La fiesta de las golondrinas”, relato escrito por Nuria Barrios, contenido en el libro “El alfabeto de los pájaros", editado por Seix Barral en su colección Biblioteca breve, con locución de Carmen Ros Ortuño, y música basada en “Flowing air” de Mattia Vlad Morleo, descargada de Jamendo.

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lunes, 12 de junio de 2017

Jericó con locución de Begoña Rada Reolid

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SOBRE EL AUTOR

José Emilio Pacheco Berny (Ciudad de México, 1939-2014). Poeta, narrador, ensayista y traductor, ha sido uno de los escritores más importantes de la literatura mexicana del siglo XX.

Su obra narrativa destaca por la experimentación en nuevas estructuras y técnicas narrativas. Temas como la pérdida y singularidad de la niñez, así como la relaciones afectivas son recurrentes en su obra, aspectos todos ellos enmascarados por su preocupación social e histórica de México. Como narrador destacan sus relatos El viento distante (1963), El principio del placer (1972), La sombra de la Medusa y otros cuentos marginales (1990) y la novela Morirás lejos (1967) y Las batallas del desierto (1981). Sus artículos y ensayos son numerosos y casi todos versan sobre literatura, aunque también abordan asuntos políticos y sociales. Destaca también su labor como editor y traductor.


[Extracto de la web Cervantes.es]


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“Jericó”, cuento escrito por José Emilio Pacheco, que forma parte del libro “El principio del saber y otros cuentos”, editado por Tusquets Editores, Colección Andanzas, en Barcelona en el año 2010, con locución de Begoña Rada Reolid, y música basada en “HIDDEN WORLDS” de Mattia Vlad Morleo, descargada de Jamendo

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jueves, 8 de junio de 2017

No entenderías con locución de Susana de Torres Mora


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Al cruzar la calle me tomó de la mano y sentí la humedad de su palma. 

—Quiero jugar un rato en el parque. 

—No, ya es muy tarde. Tenemos que regresar: tu mamá nos espera. Ves, ya no hay nadie. Todos los niños están dormidos. 

Cambió la señal. Los vehículos se precipitaron. Corrimos para alcanzar la acera de enfrente. El olor a combustible quemado se disolvió en la frescura de la hierba y las frondas. Los restos de la lluvia se evaporaban o eran absorbidos por tallos, hojas, raíces, nervaduras.

—¿Van a salir hongos? 


—Sí, creo que sí. 

—¿Cuándo? 

—Bueno, me imagino que ya para mañana habrán salido.

—¿Me traes a verlos? 

—Sí, pero tienes que acostarte pronto para que te levantes muy temprano.

Caminaba demasiado rápido y la niña tenía que apresurarse para marchar a mi paso. 

Se detuvo, alzó los ojos, me miró para cobrar aliento y un tanto avergonzada preguntó: 

—Papi: ¿existen los enanitos? 

—Bueno, existen en los cuentos. 

—¿Y las brujas? 

—También, pero sólo en los cuentos. 


—No es cierto. 

—¿Por qué? 

—Yo he visto brujas en la tele, y me dan mucho miedo. 

—No tengas miedo. La televisión pasa cuentos —en que salen las brujas— para divertir a los niños, no para que se asusten. 

—Ah, entonces todo lo que pasan en la tele son cuentos. 

—No, no todo. Es decir... cómo explicarte. No entenderías. 

Oscureció. Un firmamento cárdeno surcado de nubes plomizas. En los botes de basura comenzaba la putrefacción de los desechos dominicales -periódicos, latas de cerveza, envolturas de sandwiches. Bajo el rumor lejano del tránsito se escuchaban caer en la hierba gotas de lluvia escurridas de troncos y hojas. El sendero atravesaba un claro entre dos arboledas. En ese momento llegaron hasta mí los gritos: diez o doce niños habían cercado a otro. De espaldas contra un árbol los miraba con temor pero no gritaba para pedir auxilio o piedad. 

Mi hija volvió a tomarme de la mano: 

—¿Qué están haciendo? 

—No sé: peleando. Vámonos de aquí. Ándale, apúrate. 

La frágil presión de sus dedos fue como un reproche. Se había dado cuenta: yo era responsable ante ella. Y a la vez mi hija representaba una coartada, una defensa contra el miedo y el exceso de culpa. 

Quedamos inmóviles. Alcancé a ver el rostro —la piel oscura enrojecida por las manos blancas— del que era golpeado alegremente entre todos. Grité que se detuvieran. Sólo uno se volvió a mirarme e hizo un gesto de amenaza y desdén. La niña contemplaba todo aquello sin parpadear. El muchacho cayó y en tierra fue pateado. Alguien lo puso en pie y los demás lo abofetearon de nuevo. No me atreví a moverme. Quise pensar que si no intervenía era por proteger a mi hija, por la conciencia de que yo nada podía hacer contra los doce. 

—Papi, diles que no hagan eso, regáñalos. 

—No te muevas: espérame aquí. 

Antes que terminara de hablar los otros se alejaron a todo correr, dispersándose. Me sentí obscenamente libre. Tuve la cobarde esperanza de que la niña pudiera imaginar que huían de mí. Nos acercamos. El chico se incorporó pesadamente. Sangraba por la boca y la nariz. 

—Permítame ayudarle, lo llevaré... 

Me vio sin responder. Se limpió la sangre con los puños de la camisa a cuadros. Le ofrecí un pañuelo. Ni siquiera una negativa: el desprecio en sus ojos. Algo -un horror indefinible- en la mirada de la niña. En ambos un aura de estafa, un dolerse por la traición. 

Nos volvió la espalda. Caminaba arrastrando los pies. Por un instante creía que se desplomaría. Siguió hasta perderse entre los árboles. Silencio. 

—Vamos, vámonos ya. 

—¿Por qué le hicieron eso si él no les estaba haciendo nada? 

—Porque se pelearon, no sé. 

—Pero ellos eran muchos. 

—Sí, sí.

—Son malos porque le pegaron ¿verdad? 

—Claro que sí: eso no debe hacerse. 

El parque parecía interminable. Nunca íbamos a alcanzar el autobús. Nunca regresaríamos a la casa. Nunca terminaría de hacerme preguntas ni yo de darle las mismas respuestas que seguramente me dieron a su edad. 

—Entonces él es bueno. 

—¿Quién? 

—El niño al que le sacaron sangre los otros. 

—Sí, es decir, no sé. 

—¿O es malo también? 

—No, no: los malos son los otros por lo que estaban haciendo. 

Al fin encontramos un policía. Le conté lo que acababa de presenciar. 

—Es irremediable. Pasa todas las noches. Usted hizo muy bien en no meterse. Son peligrosos. Siempre andan armados. Dicen que el parque es sólo para blancos y cualquier cochino negro que ponga aquí las patas sufrirá las consecuencias. 

—Pero no hay derecho, eso no puede hacerse. 

—¿Lo dice en serio? Así habla la gente del barrio. Pero cuando llega el momento no acepta negros en sus casas ni deja que se sienten en sus bares. 

Hizo un gesto afectuoso para la niña y siguió su camino. Comprendí qué términos tan gastados como “la indiferencia del mundo” no estaban ciertamente vacíos. Tres seres -la víctima, mi hija, yo mismo- acabábamos de ser afectados en forma radical por algo que no parecía importarle a nadie más. 

Sentí frío, cansancio, ganas de cerrar los ojos. Llegamos a los límites del parque. Tres muchachos negros se cruzaron con nosotros. Nadie me había mirado en esa forma. Vi las navajas de resorte y pensé que iban a echarse sobre nosotros. Siguieron de largo y se internaron en la arboleda. 

—Papi ¿qué van a hacer? 

—A no dejar que les pase lo mismo que al otro. 

—Pero ¿por qué siempre tienen que estar peleando? 

—No te puedo explicar, es muy difícil, no entenderías. 

Me puse en cuclillas para abotonarle el abrigo. La estreché levemente, con ternura y con miedo. Nos envolvía la humedad de los árboles. El parque avanzaba sobre la ciudad y todo iba a ser de nuevo —o abiertamente— selva.


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“No entenderías”, cuento escrito por José Emilio Pacheco, contenido en el libro “El principio del placer y otros cuentos", con locución de Susana de Torres Mora, y música basada en “Longtime” de Reman, descargada de Jamendo

miércoles, 7 de junio de 2017

Habla Abdul Saleen con locución de Inmaculada Pelegrín

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Inma Pelegrín nació en Lorca en 1969. Es licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación. Forma parte de la asociación poética Espartaria y, con ellos, ha participado en las antologías Diez de diez (poesía) y La ciudad de los escudos (narrativa).


Recibió el Premio Internacional de Poesía Gerardo Diego en 2007. Ha publicado Óxido (ed. Pretextos 2008) y "Trapos sucios" (Tres Fronteras 2008). Colabora con el portal educativo y de divulgación artística en Internet Contraclave.
Poema inédito "habla Abdul Saleen" escrito por Inmaculada Pelegrín, con locución de la autora y música basada en "IO" de José Manuel González Núñez, descargada de Jamendo. 

Campeones con locución de Luisa María García Peñas

Pura Azorín 

SOBRE LA AUTORA

Pura Azorín (Yecla, Murcia,1953) ha obtenido, entre otros, el premio de cuentos "Gabriel Miró", el de novela corta de José Luis Castillo-Puche y el de narrativa juvenil "Leer es vivir". Sus cuentos han aparecido en diversas antologías y revistas literarias. ha publicado novelas cortas, "Los restos del naufragio", "El viaje", la novela juvenil "¿Dónde está el Sr. Spock? y el libro infantil "Pisando charcos".



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Campeones”, cuento escrito por Pura Azorín, fue publicado en la Revista Escolar del IES AZORÏN de Tecla, con locución de Luisa María García Peñas, y música basada en “sonata de piano nº 3 de Mozart” interpretada por Kranto Studijos, descargada de Jamendo

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Inma Pelegrin nació en Lorca en 1969. Es licenciada en Filosofía y Ciencias de la Educación. Forma parte de la asociación poética Espartaria y, con ellos, ha participado en las antologías Diez de diez (poesía) y La ciudad de los escudos (narrativa).


Recibió el Premio Internacional de Poesía Gerardo Diego en 2007. Ha publicado Óxido (ed. Pretextos 2008) y "Trapos sucios" (Tres Fronteras 2008). Colabora con el portal educativo y de divulgación artística en Internet Contraclave.


Poema inédito "facebook" escrito por Inmaculada Pelegrín, con locución de la autora y música basada en "sensory garden" de Andy Blackwwod, descargada de Jamendo.