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sábado, 9 de febrero de 2019

Deserción con locución de Antonieta Arancely Álvarez Quesada


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Deserción

La primera vez me detuvieron en la escalera del avión. A los pocos segundos me encontraba caminando entre los dos policías altos y apuestos como un mendigo sin aliento. Mi ropa, y las suyas, hicieron que la gente me mirara por los pasillos con lástima y también con curiosidad: estaba claro qué ocurría, quién era yo y quiénes ellos. A la gente le gusta saber cosas y aquello no era difícil. Se ataban cabos pronto.

La segunda vez la detención se produjo justo después de comprar el billete, frente a una máquina de tabaco. Caminé de nuevo por los pasillos entre los dos policías. Pero nadie en el aeropuerto advirtió qué ocurría. Nadie nos miró en ningún momento. Yo entonces era tan alto como los agentes,' vestía traje y andaba tan rápido r ,1' . puesto como ellos. Recorrimos el enorme suelo enceran a grandes pasos, con cierta urgencia. Yo hasta me perm ~. tí mirar con recelo a algunos. sitios, como buscando a alguien o sospechando de alguna maleta. Me alisaba la
corbata y giraba en las esquinas con decisión. Con voz grave, conseguí decir mirando al frente: «Vayamos a con- signa, allí estará el capitán». Al llegar, el capitán preguntó qué había ocurrido. Yo entonces le expliqué cómo había encontrado a los dos impostores. 

Antonio Pomet

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"Deserción", de Antonio Pomet, forma parte del libro forma parte del libro “Mar de pirañas”, editado por Menos Cuarto, el año 2012, con locución de Antonieta Arancely Álvarez Quesada, y música basada en “Train” de Sergey Kovchik.

viernes, 1 de febrero de 2019

Las golondrinas con locución de Paqui Padilla

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Las golondrinas

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Me dan mi lección cotidiana. Puntean el aire con sus gritos menudos. Dibujan una raya recta, colocan al fin una coma y, bruscamente, ponen un punto y aparte.
Colocan entre locos paréntesis la casa en donde vivo. Suben de la cueva al granero, demasiado vivaces para que la fuente del jardín pueda copiar su vuelo.
Trazan, con sus alas ligeras, rúbricas inimitables.
Después, en parejas, formando corchetes, se juntan, se confunden, y sobre el azul del cielo simulan una mancha de tinta.
Pero sólo una mirada amiga puede seguidas, y si vosotros sabéis el griego o el latín, yo sé leer el hebreo que escriben en el aire las golondrinas de la chimenea.
El Pinzón. -Me parece estúpida la golondrina: cree que una chimenea es un árbol.
El Murcielago, - aunque digan otra cosa, de nosotros dos es ella quien vuela más mal: en pleno día no hace sino equivocar el camino. Si como yo, volara por la noche, se mataría a cada instante.
II
Una docena de golondrinas de vientre blanco crúzanse bajo mí vista con un ardor inquieto y silencioso, en un espacio limitado como una jaula.
En mis propias narices hacen un tejido rápido de obreras urgidas de tiempo.
¿Qué buscan, frenéticas, en el aire acribillado por su vuelo? ¿Quieren refugio? ¿O tienen alguna despedida para mí? Inmóvil, siento el frescor de ligeros soplos, y temeroso, espero un encuentro en el cual dos de estas locuelas se destrocen. Pero tomando una dirección que me desconsuela de golpe, sin un choque.

Jules Renard

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"Las golondrinas", de Jules Renard, forma parte del libro “La linterna sorda”, editado por Baile del Sol, el año 2011, con locución de Paqui Padilla, y música basada en “Eleonore” de Adragante


Transmigración con locución de Antonieta Arancely Álvarez Quesada

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Transmigración

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Llamadme Iván. Fui un héroe de la Unión Soviética. Lo último que recuerdo es el fogonazo de la fusilería. Yo cabalgaba contra el viento, sable en mano; en el horizonte, la estepa unánime y los odiados enemigos: cascos de acero alemán bien pertrechados en la nieve. Que la caballería cosaca cargara contra una división de carros de combate fue un gesto dictado por las leyes del honor. Sabíamos que moriríamos, y así fue; hombres y caballos, todos perecimos bajo el fuego de las armas automáticas. Tras la andanada, la luz levantó surtidores de sangre y nieve. Luego, nada. Sucedieron noches blancas, un tránsito insomne por la tundra silenciosa, un limbo de voces que buscaban a tientas. Y ahora siento un sonido de succión (y no es el zumbido de una bala trazadora) y un llanto primordial que surge de mi pecho, porque, al fin, vuelvo a ver la luz, que procede de las lámparas de la sala de maternidad de un confortable hospital de Phoenix, Arizona, peso cuatro kilos y mi piel es de color berenjena. Me llaman Pamela.

Juan Gracia Armendáriz


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"Transmigración", de Juan Gracia Armendáriz, forma parte del libro “Por favor sea breve,Antología de microrrelatos”, editado por Páginas de Espuma, el año 2009, con locución de Antonieta Arancely Álvarez Quesada, y música basada en “Genesi” de Kinomood.