LEE EL RELATO
Algunas mañanas, por sorpresa, era papá quien venía a despertarme. Me sacaba en brazos, con los ojos aún llenos de sueño y yo lo adivinaba de golpe. Aquellos días sin mamá eran más largos y solo nuestros. Tenían una cualidad extraña, de expectación, como la que se nota en la tripa cuando alguien te cuenta un gran secreto.
Papá prefería no llevarme al colegio, me apretaba bien las coletas, me ajustaba la bufanda con cuidado y recorríamos las calles más estrechas formando cenefas. Cuando le preguntaba por ella, a veces, me contaba muy serio. Yo cerraba los ojos para verla en mi cabeza, contra la sombra roja de los párpados, salvando a niños de las llamas o ayudando a nacer a alguna jirafa allá lejos, en África. Después de cada historia nos sonreíamos, contentos de habernos convencido el uno al otro. Un poco.
Ella volvía siempre, apenas uno o dos días más tarde. Traía los ojos más grandes, los labios más rojos, y durante algún tiempo volvía a haber chocolate en la merienda.
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"La escasez de chocolate", de Rocío Romero, forma parte del libro “Mar de pirañas”, editado por Menos Cuarto, el año 2012, con locución de Paqui Padilla, y música basada en “Un endroit dans mon coeur” de Francesco
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