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Juanito manzanas pertenece al libro Manzanas de Purificación Gázquez con locución por ella misma
y música Delius : Intermezzo flauta ,oboe y piano
JUANITO MANZANAS
Esta es la historia de un hombre que se convirtió en leyenda.
Su nombre era John Chapman, pero todos le llamaban John Appleseed, “Juanito Manzanas”.
John Chapman nació en Leominster, Massachusetts, el 26 de septiembre de 1774. Era hijo de un veterano de la Guerra de la Independencia que posteriormente animó a su hijo a ser un cultivador de frutales.
En un momento de su vida, decidió viajar hacia el oeste junto a los pioneros y vivir como uno vagabundo abnegado. Juanito era un hombre muy generoso y amigable que recorrió gran parte de los Estados Unidos de América con los harapos que llevaba puestos, una biblia, una olla en la cabeza y una bolsa llena de semillas de manzana que había recogido de una prensa de sidra en Pensilvania.
Juanito viajaba por el país predicado el evangelio de Jesucristo y plantando manzanos. Ese hecho le valió su apodo, "Appleseed", que significa `semilla de manzana’.
Todos confiaban en él. Los colonos lo invitaban a dormir a resguardo en sus casas, aunque él declinaba la invitación:
— No, gracias —respondía—. El cielo estrellado es mi refugio.
Los indígenas también lo acogieron, porque les llevaba regalos y les transmitía historias fantásticas de los pueblos que había visitado.
Juanito Manzanas no solo era generoso con los pioneros y los indígenas, también sentía un gran cariño por los animales.
Cuenta la leyenda que, una tarde, mientras caminaba por el bosque escuchó un aullido de dolor. El sonido lo entristeció y decidió seguirlo. Era un lobo herido que había caído en la trampa de un cazador. Juanito no dudó en ayudar al pobre animal. Le dio de comer y atendió sus heridas. El lobo estaba tan agradecido que comenzó a seguirlo a todas partes.
Pasarían 40 años antes de que Juanito Manzanas dejara de plantar manzanos. Murió de neumonía en Fort Wayne, Indiana, el 11 de marzo 1845.
Los árboles que Juanito Manzanas plantó siguen floreciendo en la primavera y, en otoño, brotan de ellos manzanas rojas o verdes, redondas y deliciosas.
Cuentos, tebeos y películas, como el corto de Ritmo y melodía, de Walt Disney, (1948), recogen la leyenda de este personaje: Juanito Manzanas.
Hasta Lisa Simpson se convirtió en Connie Appleseed en uno de los capítulos de la serie.
Hasta aquí la leyenda de Juanito Manzanas. Pero los historiadores han concluido que el verdadero John Chapman era un especulador que acumuló bastante riqueza a lo largo de su vida. Es difícil evaluar cuánta, porque no confiaba en los bancos y prefería enterrar su dinero en diversos lugares a lo largo de sus viajes.
Y es que, en aquellos tiempos, aún no se usaba el injerto en los manzanos, y las manzanas resultaban demasiado ácidas para comer. Por eso se utilizaban para la producción de sidra, bebida que sustituía incluso al agua en cientos de hogares.
Los injertos y el lema, “Una manzana al día evita acudir al doctor”, vendrían después de Chapman.
Se sabe que Juanito era un hombre de negocios calculador que se hizo cargo de 485.625 hectáreas de sus propios huertos y fue responsable de cientos de millas cuadradas más, que no eran de sus terrenos. Y que vendió o regaló miles de semilleros de manzana a los colonizadores.
Se sabe también que era afectuoso, generoso, excéntrico; que mostró gran interés por los indígenas y por la naturaleza y que llegó a conocer a mismo Abraham Lincoln.
Juanito Manzanas murió con una considerable cantidad de riqueza y aproximadamente 1.200 acres de manzanos todavía por vender. Y terminó convertido en una leyenda que ha hecho las delicias de millares de niños de todo el mundo.
Del libro Manzanas. Purificación Gázquez
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