Club de Lectores "La hora del bizcocho" del IES Ramón Arcas Meca
Lo integran: Antonio, Lorena, Alonso, Antonia, Alejandra Valeria y Clara.
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“Soy sonámbula” está incluido en la obra “Celia en el colegio” de la escritora española Elena Fortún con locución de el Club de Lectores 'La hora del bizcocho' y música Juventino Rosas. Polca "Flores de México"
CELIA EN EL COLEGIO
Soy sonámbula
Un día me quejé de que me dolía la cabeza, y me hicieron acostar. ¡Cómo me aburría! Oía a las niñas jugar en el jardín, y yo en el dormitorio, medio a oscuras...
Me entretuve viendo en el techo unas sombras chiquititas que corrían de un lado para otro... Después se me olvidó que tenía que estar muy triste, y me puse a cantar:
Yo soy la viudita
del conde Laurel,
que traigo las flores
para San José.
Porque aquí todas las canciones se cantan de otro modo de como son. Pues en seguida vino una madre y dijo que no me dolía la cabeza, pero que en castigo de haberla engañado me pasaría el día en la cama. También pensé que si tenía tos me mandarían a casa, y tosía siempre que me acordaba, hasta que vino el médico a verme. Con unos cordones de goma me estuvo escuchando la espalda y el pecho, como si yo tuviera música por dentro. Creí que oía lo que estaba pensando...
–Médico, déjeme que escuche yo.
–Pero ¿qué te crees que se oye? ¿Te figuras que es la radio?
- No me dejó oír, y dijo a la madre de la enfermería que era tos nerviosa.
Ahora tengo muchas amigas, pero a la que más quiero es a Pilarín. Me ha contado que antes también estaba en el colegio una hermana suya, pero que se la llevaron porque era sonámbula.
–¿Y qué es sonámbula?
–Levantarse por la noche de la cama.
–¿Nada más que eso? –Nada más... las madres escribieron a casa y vinieron por mi hermana.
–¡Qué cosas! ¡Cómo iba yo a pensar...! ¿Y qué hacía?
– No sé. Mi hermana es más pequeña que yo, y siempre se ha levantado de noche... Ahora duerme en el cuarto de mamá...
- ¡Me puse más contenta! Ya sabía el modo de que escribieran a casa y de que vinieran por mí. ¡Estaba deseando que llegara la hora de acostarse! -¡Qué difícil es despertarse por la noche! Yo me duermo en cuanto me acuesto, y no me despierto hasta que la madre Loreto da las palmadas.
- Volví al dormitorio y, como no sabía bien lo que había que hacer, me puse a dar saltos.
Entonces apareció sor Bibiana.
–¿Qué está usted haciendo?
–Saltar, porque está el suelo muy frío...
–Pero ¿está usted loca? ¡A la cama ahora mismo! Su ángel de la guarda está llorando...
–Pues que se calle... Yo soy sonámbula.
–Lo que es usted es tonta... ¡Virgen dulcísima, qué niña! Habrá que poner esto en conocimiento de la madre superiora.
Al día siguiente me llamó la madre y me riñó mucho. Que si soy una niña rebelde, que si doy mal ejemplo... Yo dije que era sonámbula, pero no me hizo caso... No me pareció que fuera a escribir a casa...
– Dime, Pilarín, ¿qué hacía tu hermana para que todos la creyeran?
–Yo no sé, ¿sabes?, porque nunca la he visto... Andaba por todas partes cuando todas dormíamos, y una noche creo que se tiró por la ventana...
–¡Huy! ¿Y estaba muy alto? –No mucho... Fue aquí mismo...
–¡Bah! Pues eso también lo hago yo.
Y lo hice. Fue una noche que me desperté por casualidad.
Siempre dejan una ventana entreabierta. Me subí a una silla, y de un salto, ¡pum!, al jardín. ¡Me hice un daño!
Todas las piedras del paseo se me clavaron en los pies..., y además llovía. ¡Qué frío!
Nadie me había sentido, y quise volver a entrar, pero no pude. No tenía donde agarrarme, y la ventana estaba muy alta. Entonces di la vuelta al convento y me senté en la puerta grande, debajo de la marquesina. Allí no llovía, pero hacía mucho frío, y yo no tenía puesto más que el camisón. Me hice un ovillo y me puse a pensar en papá para entretener el frío.
¡Ya me podía agradecer lo que estaba haciendo! La verdad es que yo estoy cada día más contenta en el colegio. Tengo muchas amigas, todas me quieren, y hasta los sesos me van gustando...
Pero no podía más de frío, y volví al pie de la ventana. Para que me oyeran tiré una piedra, y acerté tan bien, que rompí un cristal.
Salió la madre Loreto.
–¿Quién ha sido? ¿Quién anda ahí?
–Soy yo, Celia.
–¡Santo nombre de Dios! ¿Y qué hace usted en el jardín?
–Mojarme. ¿Qué voy a hacer?
–Pero, ¿por dónde ha salido?
–Por la ventana. ¡Y luego dicen que yo soy preguntona! La madre Loreto lo es mucho más que yo.
Abrieron las puertas y entré. Las niñas se despertaron, vinieron más madres, y yo, como no sabía qué decir, cerré los ojos y dije que estaba mala. Ayer pasé el día en la cama, muy abrigada y con la madre San José sentada a mi lado.
–Cuéntamelo a mí todo, hija mía. ¿Es que te querías escapar?
–¡Quia! ¡Si estoy yo aquí muy contenta! Era para asustar a ustedes
–Pues lo conseguiste... ¿Y qué te proponías con asustarnos?
–Soy sonámbula. Pilarín me ha dicho lo que hay que hacer para ser sonámbula, y ya lo soy... Es por mi papá, que está triste sin mí y no se atreve a sacarme del colegio, que por mí, no...
Y hoy, a la hora de la visita, ha venido papá muy contento y me ha dicho:
–Celilla, niña mía, ya sé que lo pasas aquí muy bien en el colegio, y yo me voy acostumbrando a venir a verte los domingos y ya no te echo de menos... Pero si tú quieres irte te llevo a casa ahora mismo...
–¿De veras, papaíto? Pues mira, yo no te lo quería decir porque no te pusieras triste, pero estoy más contenta que en casa y prefiero quedarme... ¡Si este colegio es como un libro de cuentos!
Este texto titulado “Soy sonámbula”, está incluido en la obra “Celia en el colegio” de la escritora española Elena Fortún.
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