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ISABEL MELLADO
Rebajas
Fui a comprarme un abrazo en las rebajas, pero no
tenían mi talla. Solo había uno rosado y tupido que me
quedaba ancho. La vendedora trató de persuadirme para
que lo comprara, argumentando que era calentito y muy
práctico, porque me permitía llevar mucho sentimiento
puesto. Además, por la compra de uno me regalaban un
apretón de manos u otras partes del cuerpo. Sonaba ten-
tador, pero debía pensado. Entretanto fui a otro mostra-
dor a oler las sensaciones de la temporada otoño-invierno
que este año son de tendencia claramente bucólica derro-
tista, con un dejo de minimalismo bélico. Ojalá me alcan-
ce el dinero para alguna mala intención, un par de sospe-
chas y al menos una corazonada.
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