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"Durmiendo junto a la puerta", de Andrés Martínez Rodríguez, forma parte del libro "Relatos históricos de Lorca", editado por Asociación de Amigos del Museo Arqueológico de Lorca, en el año 2022, con locución del autor y música Alekhem Kehal. Música sefardí y Emilio Villalba y Sephardica
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DURMIENDO JUNTO A LA PUERTA
El anciano vestido de blanco se encontraba más temprano que de cos- tumbre sentado en la esquina de un callejón próximo a la puerta al-Sharia. Desde este lugar, oía el paso silencioso de los agricultores que salian al alba para cultivar los huertos extramuros de la medina. Después olía el aroma del azabar y el jazmin emanado de los canastos de flores recién cortadas que porteaban las mujeres al zoco de los perfumes. Por esta puerta tan transitada llegaban o se marchaisan los comerciantes o via jeros de otras medinas de las coras de Judmar o Pechina. En su esquina, el viejo malcomía, oraba y se dormia esperando la llegada del pequeño aprendiz de alfarero que, como todas las tardes, le acompañaba de vuelta a su casa cercana a la muralla del arrabal. El niño, que olía a arcilla, pronto le ponia al comente de los últimos acontecimientos de la jornada sobre cómo iba la reparación de la muralla del Albollon, a cómo estaban hoy las frutas de al-Fundun, la harina del molino del huerto del Nublo o simplemente quién habia entrado en la alfarería.
Una vez puesto al corriente de los sucesos más cotidianos, el an- ciano comenzaba a relatar historias que al niño fascinaban. Contaba cuando subia a la alcazaba con el encargo de entregar tejidos, abalorios o libros de poesias en la casa del gobernador Siempre ascendía por las estrechas calles que rodeaban la mezquita mayor entrando en la ciudadela por la rampa acodada que se abre a un amplio barrio con su pequeña mezquita. Todos los dias que podia se acercaba a la muralla para contemplar aquello que tanto amaba: a lo lejos, el valle con sus distintas tonalidades; más cerca el rio con sus albercas, norias y molinos ya los pies las fértiles huertas de la medina. Desde alli, habia subido de niño todos los días a la vieja madrasa próxima al bazar, atravesando el cementerio, las obradores de los alfareros, los baños tiendas junto a la puerta, asi como los ricos barrios contiguos a la muralla.
El sopor del sueño nunca permitia al anciano, privado de visión. terminar la narración, pero entre susurros siempre repetia: «Guarda en tu corazón esta empinada ciudad de hermosa blancura, centrada por su mezquita columnada y coronada por su gran alcazaba donde el viajero dirige su última mirada»,
Nota: Publicado en un cuaderno de relatos por el Ayuntamiento de Loma en 1994 para celebrar el 750 Aniversario de la Capitulación de Lorca.
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