• Sígueme en Facebook>
  • Sígueme en Twitter>
  • Sígueme en Instagram
  • Sígueme en Telegram
  • RSS
  • Banco de Relatos Sonoros de la Red de Bibliotecas de Lorca
    x
    AVISO LEGAL: "No se permite el uso con fines lucrativos, ni la reproducción, comunicación pública, etc. de los contenidos. Siendo el titular de los derechos el Ayuntamiento de Lorca"

    El joyero de la hija del alfarero con locución de Andrés Martínez Rodríguez


     




    ESCUCHA EL RELATO


    "El joyero de la hija del alfarero", de Andrés Martínez Rodríguez, forma parte del libro "Relatos históricos de Lorca", editado por Asociación de Amigos del Museo Arqueológico de Lorca, en el año 2022, con locución del autor y música “A que gran fremosura". Cántiga de Santa María por Emilio Villalba y Sara Marina.



    LEE EL RELATO

    EL JOYERO DE LA HIJA DEL ALFARERO


    En la margen derecha del río Guadalentin existió un taller alfarero desde al menos la segunda mitad del siglo XVI. Estaba muy cerca del cance del río, en el lugar que ahora se llama avenida de Santa Clara, con el fin de tomar el agua imprescindible en este trabajo artesano y disponer del espacio necesario para decantar y modelar la arcilla, así como el almace namiento de la madera para ahornar las cerámicas. Además, los hunos y malos olores producidos por los hornos condicionaban su ubicacion en la periferia de la ciudad.


    Imaginemos la mañana del 26 de agosto de 1704. Ha amanecido gris y está lloviendo muy fuerte, cuando Juan, el aprendiz de alfarero, sale del patio del obrador con una carretilla llena con los desechos de las viltimas cochuras para tirarlos al vertedero. Al volver con rapidez pues ha arreciado la lluvia, se encuentra con Manuela, la hija pequeña de su maestro, que llega empapada después de dejar dos nuevos cántaros en el vecino convento de los monjes Mercedarios, y al entrar con gran presteza. ambos chocan en la puerta del patio del obrador bajo un cielo atronador Alli Clemente, el maestro alfarero, trabaja recogido en su torno sin oir a su hija y al aprendiz, que entran calados por la lluvia, ni a su mujer que lo está llamando para que vaya a la tienda. Sale deprisa cuando Manuela le avisa, no sin antes quitarse la arcilla de las manos y limpiarse el sudor de la frente con un paño que le entrega su bija. La joven, al creerse sola en la habitación, se acerca al torno para tocar el cántaro a medio mode- lar y sentir el tacto húmedo del barro, moja sus manos y se sienta con la intención de terminar de tornearlo, entonces se da cuenta que la pulsera que lleva le le impide modelar con sokura, se la quita y la deja sobre la cercana mesa. Llevaba apenas unos minutos moviendo el torno, cuando oye a su madre reclamándola para que también vaya a la tienda.
    Juan, que ha estado todo el rato oculto y mirándola, se acerca, coge la pulsera y se la guarda en el bolsillo del delantal. Esa tarde, sin que nadie se percatara, la deposita dentro de un pequeño cuenco que está en la alacena, donde también está el dedal con el que cose Manuela.


    La lluvia se acrecienta y llegan malas nuevas que hablan de que las grandes ramblas bajan muy cargadas y que el nivel del río ha subido rápidamente en poco tiempo. La familia se reúne en la planta alta de la alfarería, muy atenta al cercano cauce del río. Mientras el padre vigila, la madre ha puesto una vela al Crucificado de cerámica que hay en la escalera y sentada junto a su hija suplica: «Santa Bárbara bendita, que en el cielo estás escrita con papel y agua bendita / Endava de la Cruz, Pater Noster, amin Jesús. El atronador toque de a rebato desde la torre del Reloj las asusta e incita a la familia a salir rápidamente a la calle, que ya está totalmente oscura. Llovia y llovia. Tapados con sombreros, capas y mantones co- mienzan, junto a muchos vecinos, la subida hacia Santa Maria. Cuando están a cubierto dentro de la iglesia. Manuela se da cuenta que no lleva la pulsera, pero entonces le viene el cansancio encima y antes de quedarse dormida, piensa que lo primero que hará cuando vuelva a su casa será buscar su querida pulsera.

    A la riada le pusieron el nombre del dia, en este caso de San Leovigildo, y fue recordada por su poder destructor Arrasó la mayor parte del azud de los tres Puentes y todos los malecones de arena que intentaban proteger el casco urbano, inundando buena parte de Lorca. Hubo víctimas y grandes destrozas, sobre todo en la parte baja de la ciudad y en las riberas donde estaban ubicadas las mejores huertas, los molinos, batanes y alfarerías. Todo quedó anegado y durante varios días se mantuvo un alto nivel de agua que impedia los trabajos, y que cuando se evaporó, dejó un potente depósito de arrastres y de limos.

    Tuvieron que pasar más de 300 años para que un equipo de ar- queólogos sacara a la luz el alfar destruido muy cerca del rio, compro- bando que la planta superior se habia derrumbado con el empuje de la riada, dejando inutilizadas todas las instalaciones del alfar, y sobre ellas una potente capa de limos que sepultaron las cerámicas de la alfarería. Entre ellas, apareció un pequeño cuenco vidriado en gris en cuvo inte- rior se hallaron varias cuentas de una pulsera y un dedal, el joyero de Manuela o de otra anónima mujer que nunca pudo recuperar.



    0 comentarios:

    Publicar un comentario

    En breve aparecerá tu comentario. Gracias por participar

     

    Nosotros te leemos

    Consiste en la creación de un banco de relatos sonoros para facilitar el acceso a la lectura a todas aquellas personas que por cualquier razón (problemas de movilidad, visión, hospitalización, etc.) no puedan hacer uso de los libros de las bibliotecas municipales, y por supuesto para todo aquel que los quiera escuchar.

    Para ello, se van a grabar una serie de lecturas de obras literarias breves con diversas personas (actores, poetas, profesores y periodistas) que generosamente han querido colaborar prestándonos su voz.

    Estas grabaciones se irán publicando a través de los portales de la Red Municipal de Bibliotecas y de la Concejalía de Política Social del Mayor.

    Paralelamente se realizarán talleres de escritura y narración que permitan grabar a los autores sus relatos, ampliando así los cauces de participación de nuestros mayores convirtiéndolos en creadores y narradores de sus propias historias.


    Vistas de página en total

    © Red de Bibliotecas de Lorca. Con la tecnología de Blogger.

    Nuestra Red de Bibliotecas

    Nuestra Red de Bibliotecas la componen 10 centros: Biblioteca "Pilar Barnés", Biblioteca Infantil y Juvenil, y los centros de lectura de; Príncipe de Asturias, La Paca, Almendricos, Purias, Zarcilla, La Hoya, Marchena-Aguaderas y Cazalla


    Generador de Códigos QR Codes código qr

    Red de Bibliotecas de Lorca


    Plaza Real, s/n
    30800 LORCA (Murcia)
    968 473 127 y 968 473 130
    bibliotecalorca@lorca.es