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A Josefina Manresa (171)
Madrid, 12de febrero 1940
Mi querida esposa: Por fin me llega a tiempo una tuya. [...]Y verás como es pronto. He leído lo que me dices de mi niño un montón de veces. Tus cartas se me gastan en las manos, y sólo las dejo cuando se me caen rotas. No puedo creer que hable nuestro hijo. Me parece que exageras. Lo de que baila sí lo creo. Dile que están caros los zapatos para bailar fuerte. No me dices si le has cortado el pelo. Aún estoy esperando el retrato que me pro metiste. Quiero verlo de pie, riéndose como en la otra, pero sin pinturas ni cortinones, a ver si le haces una fotografía bonita,si es posible a la luz na tural o que lo parezca. Ahora se la puedes hacer. No te faltará dinero. Reci birás unas trescientas pesetas por cada mes que yo siga aquí. Pide que esté mucho tiempo sin ir, porque con el hambre que tengo no hay bastante con esa cantidad para mí solo. Creo que ya te han mandado el primer giro y el que te lo manda es Germán Vergara Donoso, el otro amigo que mandó en noviembre. Así me lo ha dicho hoy mismo. Estoy contento porque así os repondréis un poco desde Manolillo hasta Conchita, todos en esa casa. En cuanto recibas el primer dinero vete a otra que puedas al menos dormir sin pa raguas. Me alegra, Josefina, ver que vas a respirar mejor, sin tanto ago bio como hasta hoy. Por mí no te preocupes. Ya iré. Todavía tengo esperan zas de que sea pronto.Pero lo más importante, nena, es que no te preocu pes por mi salida para no perder la paciencia. Ocúpate de nuestro hijo y nuestras hijas, que coman todo lo que el dinero os dé, que no será mucho estando tan cara la vida . Ponte fuerte y guapa y hermosa . Que me enamo res más cuando te vea . Yo estoy precioso con el pelo al rape y la cara de preso que tengo. Verdaderamente tengo cara de bandido, Josefina. Por ca sualidad hay un espejo aquí: miro y no me deseo. Lo importante es que me desees tú. Para mí también son siglos los días, Josefina. Y ahora que viene el buen tiempo, aún se me hacen más largos. Pero sé esperar. Las ganas de mi hijo y de ti, no me quitan ni el sueño ni el apetito. A veces me siento con demasiadas fuerzas y procuro cansarme haciendo mil cosas, algunas que no debería hacer. Tengo sangre tan ligera como nuestro hijo, y me gustaría ir siempre de camirlo como él. Josefina, Josefina, Josefina: aquí me tienes. Ya me tendrás ahí. Ya viviremos juntos ,contigo y conmigo, que quiere decir con nuestros bailaos. Ahí debe hacer un tiempo como para quererse mucho. A ver si este mes que viene lo pasamos cara a cara, mano a mano. Escríbeme enseguida. Si no tuviera tan mala memoria me sabría todas tus cartas. Dime muchas cosas de ese hijo tan hermoso.
No me dejes de mandarme su fotografía, que me traiga buena suerte, aunque no
es mala del todo. Di a Conchita, Carmen y Gertrudis que sigan escribiéndome. Hoy
no les escribo porque la madre reciba noticias. Envíaselas en seguida. No he tenido
de ella hace dos semanas. Dime si les pasa algo y si vas por allí. No dejes de ir y por la casa de Pepito. Bueno,
Josefina. Te dejo, como dices tú. Algún día vendrá que ni me dejes ni te deje.
Pídeselo a quien tengas más devoción.
Ahí va el cariño de quien no te olvida con tu hijo. ¡Adiós!
MIGUEL
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