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  • Banco de Relatos Sonoros de la Red de Bibliotecas de Lorca
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    Verde sobre fondo gris ( cap 9 2006 ) con locución de Juan de la Cruz Arcas


     


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    Verde sobre fondo gris” de Hortensia Arcas, cap 9 2006, con locución de Juan de la Cruz Arcas, forma parte del libro del mismo título, y acompañado de "Fandango" del compositor Antonio Soler



    LEE EL RELATO

    No pienso dedicarme a la pesca en mi vida.

    Hoy no los acompaña el sol, pero sí el mar. Sí su puerto de barcos estancados. Y sí el bullicio de quienes pasean cerca de allí, disfrutando del ambiente nocturno de las diez de la noche. La luna se está dando un baño en las tranquilas aguas oscuras. Y ellos ba­ lancean sus pies desde lo alto del muelle. Es una noche de verano más. O una menos.

    -Eso dices ahora, pero en unos años saldrás por ahí a navegar con tu padre y te encantará -dice ella.

    -No me puede obligar. No pienso llevar esa vida.

    -Con lo divertido que debe de ser...

    El chico rubio mira de reojo a su acompañante, trata de desci­frar su expresión entre la oscuridad.

    -¿Estás de broma?

    -El olor a sal. El viento.Los delfines.

    -Si es que hay ...

    -La emoción de haber conseguido una gran pesca y traerla hasta aquí.

    -¿A eso le llamas tú emoción?

    Ella se encoge de hombros. Y mientras habla, se acaricia el final de su trenza torcida:

    -No sé. Creo que simplemente no lo sabes apreciar.

    -Si tanto te gusta a ti, ¿por qué no me cambias la familia?-Si- lencio. El rubio prefiere no seguir mirándola, pero cuando devuel­ ve la atención a los barcos que los rodean, solo siente una profunda angustia-. Ara. Yo solo quiero ... bailar. Quiero que la gente me aplauda, quiero poder irme fuera de este puerto aburrido.

    El adjetivo la aplasta. No es el más horrible de todos los que podría haber usado, pero el efecto es el mismo.

    ¿De veras crees que es aburrido?

    Cuando estás condenado a quedarte aquí para siempre por culpa de tu familia, no solo te parece aburrido, sino un infierno.

    Va soltando la trenza con lentitud, hasta que su mano cae, muerta, de vuelta a su tronco.

    -Pero yo estoy contigo -dice tratando de transmitir algo de ilusión.

    -Tus padres te buscarán una universidad en cuanto llegue el momento. Te permitirán salir de aquí. Te dejarán volar. Y yo tendré que quedarme el resto de mi vida detrás de un puñado de peces .


    Vendré todos los fines de semana, me darás un paseo en bar­co, dormiremos ahí y nadie jamás nos molestará, o lo que es mejor , jugaremos a ser piratas. Esa será nuestra vida. La vida pirata.

    Con el barco no se juega -frunce los labios-. Y mucho menos con el mar.

    Hablas como tu padre.

    No digas eso.

    Llevas en la sangre agua salada. Estás destinado a llevar un barco. Y no todo el mundo posee ese don.


    -Por favor, para. -Ha cerrado los ojos. Ella no puede enten­ derlo. No entiende nada. Claro que no.A él, el mar ya no le parece tan bonito como debería. A los cinco años lo tenía enamorado con sus curvas furiosas, embelesado con su canción de cuna cuan­ do estaba en calma y hechizado con su horizonte cargado de luz. Ahora solo parece que quisiera acabar con él. Destruirlo--. Un día me escaparé. No sé a dónde. Pero nadie me encontrará. Nadie me obligará a salir de madrugada mar adentro para volver oliendo a pescado y lleno de plumas de gaviota. Y créeme. Seré muy feliz.


    -¿Y por qué no hablas con tu padre? ¿Por qué no se lo expli­cas?


    -¿Explicarle qué? ¿Que quiero romper la tradición familiar?


    ¿Que cuando él muera su barco lo hará también?

    -No. Baila.

    -¿Qué?

    -No te he visto bailar nunca.

    -Pero...

    Ella ya se ha levantado. Son sus oj os los que sonríen y no su boca. Busca la mano de él. No le importa que se resista a moverse.

    -Vamos.

    ¿Adónde?

    Y se lo lleva del puerto .Corren entre los cuerpos de los turistas, corren entre adultos que se detienen a envidiarlos. El chico rubio está jadeando . Pero lo escucha cada vez más cerca, la melodía ví­ vida, y sabe que quiere llegar. Tiene a la mejor amiga del mundo. Aunque tiene miedo. Doblan la esquina. El sudor de las manos se seca en cuanto ella le suelta. El violinista ambulante ocupa un rincón de la callejuela, atrayendo a parejas de distintas edades y a franceses curiosos. Se pasa las noches ahí. Con su violín, su armó­ nica y su Golden Retriever.

    ¿Te sirve esto?

    Ara, me muero de...

    -Dices que tu sueño es bailar. Pues baila. Demuéstrale al mundo que vas a conseguirlo. Haz que la gente empiece a hablar de ti.

    Por alguna razón, Ara parece más guapa que nunca. Su pelo moreno, manchado de algún que otro cabello castaño de gran intensidad, encaja a la perfección con su rostro delgado, incluso con su nariz redondeada.

    -Quiero ver tu talento -ella señala con la cabeza a la gente de alrededor-. Ellos quieren verlo también.

    -Vámonos. Por favor ...

    -Nadie puede evitar que lleves la carga de ser dueño de un barco el resto de tu vida . -Sus manos han vuelto a encontrarse, sin él esperarlo. El corazón le late desbocado y ya no sabe bien por qué. Las pecas en la nariz de Ara. Eso es a lo único a lo que puede mirar para sentirse más seguro-. Salvo tú. Enséñame que vales para cumplir tu sueño y te prometo que contarás con mi apoyo desde este momento .

    Esos dedos finos, poderosos, recorren los suyos y dejan a su paso una oleada de electricidad, que sacude su cuerpo propagán­ dose hacia todas partes. Qué felicidad la de ella. Qué sonrisa de huecos vacíos y dientes de leche. A su lado, nada malo puede ocu­ rrir. A su paso, hasta los animales que hibernan, despiertan para verla. De pronto , ella retrocede. Se aleja.Y se siente tan seguro ... tan feliz y protegido , que ocurre. Comienza a preguntarse si es la tierra la que está girando o él quien la hace moverse. Porque ha soltado el freno. Y ha cerrado los ojos. Solo existe el latir de un instrumento y sus pies .

    Es un cuerpo sencillo, sin atractivo alguno. Es el cuerpo de un niño de doce años que vive. Vive con intensidad.Lo sabes porque en cada balanceo, sus extremidades te hacen temblar como una to­ rre de gelatina. No te está tocando pero notas el erizar de tu vello, eres consciente de las cosquillas en tu estómago, del fluir de tus pensamientos hacia ... ninguna parte. Exacto. No estás pensando . Ese problema que tanto te asfixiaba ha dejado de ser el protago­ nista de tu vida . Y solo con ver un cuerpo vivir. El chico no tiene los pies sobre el suelo. Ahora flota. Asciende como un pétalo de flor arrancado por el viento, asciende sin más. Se han detenido tres personas para contagiarse de su magia. Y el violinista, con una expresión divertida, ha comenzado a tocar con más ilusión que nunca . Cuando el cuerpo se detiene, la tierra lo hace también .

    -¿Estás llorando?-pregunta él, con las cejas elevadas.

    -Jamás volveré a decirte que tu destino está en el mar.

    ¿Ara?

    Has nacido para bailar.

    Pero Ara, deja de llorar así. ..

    Vamos a ir a buscar a tu padre -dice con convicción .

    ¿Qué? ¿Ahora?

    Mañana. Mañana iremos.

    ¿Pero qué estás diciendo?

    Vas a bailar delante de él. Y entonces lo entenderá todo.


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    Para ello, se van a grabar una serie de lecturas de obras literarias breves con diversas personas (actores, poetas, profesores y periodistas) que generosamente han querido colaborar prestándonos su voz.

    Estas grabaciones se irán publicando a través de los portales de la Red Municipal de Bibliotecas y de la Concejalía de Política Social del Mayor.

    Paralelamente se realizarán talleres de escritura y narración que permitan grabar a los autores sus relatos, ampliando así los cauces de participación de nuestros mayores convirtiéndolos en creadores y narradores de sus propias historias.


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