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Poemas de Inmaculada Pelegrín forma parte del libro “La teoría de las cosas” editado por Hiperión, 2022 y con locución de Inmaculada Pelegrín
en el momento justo más alto que las olas, más arriba del miedo
para caer de pie sobre la arena.
Ya no eres un niño
ni juegas en la playa.
La médico, con una bata azul,
te ha cogido la mano, como tomando impulso, como queriendo ir
a otro lugar distinto al que te empuja,
se ha sentado contigo en la camilla.
No alcanzas a entender lo que te dice, sólo sabes que tienes dos opciones.
Otros hombres también cuidaron sus objetos.
Porque las cosas se hacen de otras cosas, pudiera, esta mañana,
un trapo, untado en Pronto jabonoso, arrastrar por encima del estante pongamos, por ejemplo,
una muela de leche
de Amenofis segundo.
En este ir y venir de la materia
(de hacerse y deshacerse) bien podría
succionar una Conga
el polvo de una cáliga romana, que otrora recorrió la Vía Augusta en el pie de un soldado,
que sufrió mal de amores
o un picor en medio de la espalda.
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DIAGNÓSTICO
Cuando niño,
el miedo eran las olas.
Siempre eran las olas acercándose.
Un instante de duda
del mar, en su contradicción, como tomando impulso, como queriendo ir
a otro lugar distinto al que te empuja.
El miedo eran las olas y ante ellas tenías dos opciones:
o contener el aire, sumergirte
y entrecerrar los ojos en el tiempo que demoraba el agua en rebasarte o decidir un saltoen el momento justo más alto que las olas, más arriba del miedo
para caer de pie sobre la arena.
Ya no eres un niño
ni juegas en la playa.
La médico, con una bata azul,
te ha cogido la mano, como tomando impulso, como queriendo ir
a otro lugar distinto al que te empuja,
se ha sentado contigo en la camilla.
No alcanzas a entender lo que te dice, sólo sabes que tienes dos opciones.
VI
Otros hombres también cuidaron sus objetos.
Porque las cosas se hacen de otras cosas, pudiera, esta mañana,
un trapo, untado en Pronto jabonoso, arrastrar por encima del estante pongamos, por ejemplo,
una muela de leche
de Amenofis segundo.
En este ir y venir de la materia
(de hacerse y deshacerse) bien podría
succionar una Conga
el polvo de una cáliga romana, que otrora recorrió la Vía Augusta en el pie de un soldado,
que sufrió mal de amores
o un picor en medio de la espalda.
NOFROSTI
El vendedor de frigoríficos
nos enseña la blanca perfección de las baldas indemnes:
aquí la mantequera, una bandeja grande para sus doce huevos,
el cajón de la fruta y el Nofrost;
¡conserve su fiambre
como recién cortado!
"Al Nofrost, como tantas otras cosas,
no lo podemos ver
y sin embargo, existe;
sin saber dónde está, lo echas en falta en cuanto no lo tienes",
-explica el vendedor de frigoríficos-.
Señala el exterior
con el gesto de un mago.
Comenta que la luz, fresca y radiante,
simula el esplendor de un camerino.
Me imagino en la noche sin peinar (pijama, zapatillas)
y frente al resplandor del electrodoméstico. No sé si es buena idea;
la luz y la verdad no siempre alumbran lo que nos gustaría descubrir.
NOFROSTII
Un vendedor de frigoríficos no se parece cas1
a un vendedor de coches;
incluye a la mujer en el coloquio como si ella supiera conducir
o la considerase una persona.
Las sefioras maduras, como yo, para los vendedores
de menaje de hogar
y grandes aparatos (línea blanca), no somos transparentes,
así que me pongo de su parte
y le cuento que tengo thermomix, que monto en bicicleta.
"Es esta una inversión para toda la vida'', intenta convencerme,
y, al desplegar sus brazos,
describe, ante mis ojos, un gran círculo.
Para toda la vida -reflexiono-,
no necesariamente significa que sea mucho tiempo.
XIV
Las cosas no se pierden , se esconden.
Miguel Angel Hernandez
Habitan nuestras casas,
a menudo al alcance de la mano. Silenciosos testigos de excepción, de la tarde más dulce.
Ocupan nuestras mesas, los estantes, debajo de la cama, en los armarios; altillos que sucumben a lo lleno.
Su número, su forma nos define.
En los pliegues de un mundo inescrutable se esconden por si acaso.
Creemos que nos son imprescindibles. Un día, de reojo,
no reparamos casi en su presencia
pues, sin querer, ya esca.rnos a otras cosas.
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